martes, 30 de septiembre de 2008

ENTREVISTA CON MIGUEL GUTIÉRREZ

ENTREVISTA ACAFEINADA CON MIGUEL GUTIÉRREZ
El viejo saurio de nuestra literatura


Texto y fotos de Alejandro Mautino Guillén

Debido a las obras adelantadas a su tiempo, en el pasado fue criticado, insultado y hasta le dieron la espalda. Pero ahora es considerado uno de los escritores más representativos de la literatura peruana, incluso le fue otorgado, hace poco, el Premio La Casona 2007, galardón entregado por la universidad San Marcos en reconocimiento a su trayectoria literaria.
Y para no hacer un alto en el constante trabajo literario, recientemente ha publicado Pacto don el Diablo, un sesudo libro de ensayos en donde aborda la obra de reconocidos escritores peruanos y extranjeros, destacando los mensajes ideológicos y el influjo social de cada texto, siempre con la perspicacia y lucidez de un diablo que más sabe por viejo y por saurio.
Miguel Gutiérrez conversó con nosotros en la ciudad de Huaraz, entre cafés, cigarrillos, malos recuerdos, un clima agradable y mucha literatura.


La tibia mañana y el abrumador olor a cafeína nos esperan. El viejo saurio pregunta por el café Express; medita un poco y enciende un Hamilton, mientras sentado destila sus olores humorísticos, contando parte de su vida y sus inicios en esta carrera atlética literaria sin final.
Miguel Gutiérrez (MG) afirma que “Gabriel García Márquez solía decir que escribía para que lo amen sus amigos; Bryce también dice lo mismo, 'escribo para que me quieran mis amigos'; por desgracia y por los resultados, yo escribo para que me odien…”
MG recuerda que cuando publicó su primer libro, El viejo saurio se retira (1969), la crítica fue muy severa; es más, consideraban que era un libro indecente, inmoral, que no hacia bien a la juventud, porque trataba de la vida de adolescentes en un colegio de curas, incluso una crítica de esos años, la más importante de esos años a nivel periodístico, dijo que esta novela merecía el tacho de la basura…
Considerado como una especie de víbora, que hablaba mal de su propia tierra, estaban a punto de considerarlo persona no grata en Piura, lugar donde nació. Pero pasaron 30 años y la nueva generación de lectores leyeron de otra manera su novela, nuevos aires, nuevas perspectivas…
Otro libro del piurano, el que suscitó odio en las personas, es el ensayo La Generación del 50: un mundo dividido (1988), que reúne asuntos de la guerra interna y desestabilidad de aquellos años. Cuando apareció este libro, hubo un silencio total. Ni una nota periodística. Era un libro muy crítico.
MG se detiene en el silencio imperecedero y sutilmente toma su café Express, mientras cuatro voces cautelosamente lo siguen escuchando hablar de sus encuentros con: J.M.Arguedas, Ciro Alegría y Juan Rulfo, entre el indecente humo del segundo cigarrillo que es encendido por su esposa y que agradablemente se filtra en nuestras narices.
MG nos mira fijamente, luego solo a mí y pregunta qué “género literario es vuestro preferido”, mi voz se nubla y fragmentariamente suelo decir “lírica”. Sonríe un poco, piensa y le retorna a la idea de Pacto con el diablo y nos dice que en éste libro, recoge muchos artículos y ensayos suyos acerca de los poetas del 50, 60, 70 y 80.
Y hablando de poesía, por nuestros labios suelen posarse nombres de poetas nacionales como: Eguren, Vallejo, Moro, Westphalem, Oquendo de Amat, Eielson, Sologuren, Varela, P. Guevara, R. Hinostroza, Heraud, J. Pimentel, A. S. León, Ollé, M. E. Cornejo, E. Verástegui…
El viejo saurio respira nostálgico y afirma que a pesar de la descomunal cita de autores de nuestra poesía peruana, sin lugar a duda, los más significativos y de mayor trascendencia que él pudiera citar son nombres como el de César Vallejo y Jorge E. Eielson. Vallejo como iniciador de una tradición poética nueva y original en nuestro país y reconocida en el exterior (Trilce), continuada por otro genio de la construcción poética como es Eielson, con sus matices en la música y la pintura (Habitación en roma). Coincidimos con el maestro en esta distinción premonitoria.
Después de encender otro cigarrillo, MG reinventa nuevamente el coloquio mientras, impresionada de la monstruosidad literaria del escritor, su esposa enciende un Hamilton para ella.
Explosionan en los labios del saurio, nombres como Borges, Baudelaire, Bataille, Faulkner, Kafka, Joyce, Proust, Mallarmè, Verlaine, Rimbaud… Considerando a estos escritores de gran calidad literaria y filosófica, en algunos casos, e incluso recomienda a leer a Truman Capote. Pero en narrativa del S.XX, el autor de Hombres de camino y La violencia del tiempo hace una distinción telúrica y confirma sustancialmente una triada: Joyce, Kafka, Proust.
MG recuerda ser asiduo lector de Kafka, autor de La Metamorfosis, “esa trasgresión involuntaria de la marginación más extraña y contradictoria entre la realidad y el sueño, esa soledad distorsionada autodestructivamente, que se ven también en El Proceso”, afirma.
Nos asaltan nuevas ideas de la narrativa de la guerra. ¿Acaso también a nivel musical se dio este fenómeno?, ¿acaso la música subterránea surge en este lapso coetáneo? El autor de Un mundo sin Xochitl (2001) y La destrucción del reino (1992), afirma no ser especialista en música subterránea, pero efectivamente, en sus ensayos de este mismo tema de la narrativa de la guerra, toca el tema del movimiento musical subterráneo, ya surgientes en este contexto. Afirma que Leuzemia y Narcosis, en efecto, fueron los que singularmente resumen esa protesta contestataria y rebelde de los años 80.
“Cómo olvidar -afirma MG- las romanzas, las cúrsiles del señor Daniel F, que sin lugar a duda empieza a anexar música y poesía a este fenómeno social, ya que en esos años eran algo así como poetas populares, que sabían incluso mucho de música y se expresaban en los sectores escondidos y cautelosos. Un gran compositor”.
Hablando de los sonidos, MG también afirma su fascinación por los acordes de la guitarra. Se muestra maravillado por los arpegios, por su inventiva de deleitar, por esa combinación singular que recuerdan en sus mejores años a Jimi Hendrix y Santana.
Finalmente, el tema un tanto pesado para los escritores, aunque significativos para muchos de ellos: el papel de la crítica en nuestro país.
¿La crítica literaria afecta de algún modo inconsciente al creador? Él suele decir que “hay pocos críticos serios, falsos críticos, frustrados existencialmente. Sin embargo, sí hay un tipo de críticos extraordinarios, críticos creadores como Luís Cernuda en España; buen crítico y buen escritor u otro caso resaltante en nuestro país, lo es MVLL que cumple sin lugar a duda esta distinción, hablando de grandes figuras”.
El viejo saurio recuerda las críticas a Un mundo sin Xochitl; críticas como las de Melvin Ledgar, Kathya Araujo. Sin embargo, considera una crítica sustancialmente breve, pero que mejor ha logrado simplificar temática y estructuralmente su novela, es la de la poeta Ana María Gazzolo.
MG parece fascinado por conversar libremente y no tener que estar ceñido a los parámetros que causan el monótono pregunta-respuesta. Lo motiva animosamente la idea del diálogo creativo, ya que de este modo el escritor termina por ser el entrevistador y en esas condiciones parece culminar nuestra extensa sesión en un café, en un Martes tibio en la ciudad de Huaraz y así también culmina la última taza de café Express y el último Hamilton del día (el de la mañana). El coloquio ha llegado a su fin.
El saurio piurano busca su bastón, su esposa le ayuda a levantarse de la mesa y suele despedirse con un “ojalá me visiten algún día, quizás yo ya no vuelva, ni pueda”. Abraza a su esposa y una imagen desolada suele evaporarse entre mis pupilas, como en aquel final de El amor en los tiempos del cólera. Allá yacen distantes Florentino Ariza y Fermina daza.
El viejo saurio sigue allí, cada vez más lejos, y nuestros pasos toman el este, cada vez más distante…

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