miércoles, 1 de octubre de 2008

Entrevista con José Watanabe


Esta entrevista fue publicada en el año 2005, en la revista cultural Casa de Asterión, con motivo de la publicación de "Piedra alada", poemario del quien es y será siempre uno de los mejores poetas de nuestro Perú.

De tarde con un poeta noctámbulo

Texto: Jaime Tranca
Fotos: Elías Cazasola

Todos querían verlo, hablar con él, pedirle una dedicatoria, tomarse una foto. Oírlo en plena presentación de “La piedra alada” dejaba en claro que sus poemas son reflejo de un carácter meditabundo y tal vez solitario, pese a que la presencia del Poeta de Laredo convoca milagrosamente a lectores de todas las edades que, como niños esperando escuchar un cuento, se abstraen de todo lo exterior para dejar que cada verso se adhiera al pequeño mundo fantástico que forjamos en el hemisferio derecho. Y habla. Todos encantados. Los aplausos no son de felicitaciones, sino de agradecimiento y todos quieren seguir agradeciendo.
Después de esperar a que el Poeta se halle vulnerable para atacarlo de frente, conseguimos una cita con él. Después de llegar a un acuerdo y hacer algunas llamadas en días posteriores, logramos encajar en un espacio de su recargada agenda. Un jueves, en San Miguel a las 5 de la tarde. Allí estuvimos.

¿Usted por qué escribe?
Escribo porque si no lo hago yo, nadie lo hará. No es que yo lo haga mejor, sino es que es una experiencia tan personal que no hay otra persona que lo pueda hacer, sino el propio autor.

Esa respuesta es un poco neurótica…
Todos tenemos una pequeña dosis de neurosis, más o menos equilibrada. A mí me ocurre básicamente cuando escribo. La búsqueda de la perfección se da en todo, pero cuando uno escribe es más responsable con la perfección. Entonces, el nivel de neurosis sube un poquito. Cada época tiene su propia neurosis y su propio ideal poético. El ideal poético que yo mantengo desde años, es tratar de hacer poemas que sean lo más perfectos en la búsqueda de las palabras y en la búsqueda de la expresión.

Pero eso no pasa con los jóvenes escritores que se apresuran en publicar…
Reconozco que existe otro tipo de poesía que practican los jóvenes, una manera más apresurada, más urgente, más Bukowski, y todo ello nace del modo de ser de las personas, no tanto de las influencias literarias, sino de la época, que es la que nos da un modo de ser.

Cuando se habla de usted, siempre se habla de un poeta insular. ¿Qué piensa al respecto?
Uno tiene distintas personalidades y comportamientos sociales –eso no es esquizofrenia, por si acaso-. Uno puede tener un ideal poético y perseguir ese ideal con distinta personalidad, pero ellos no implica que uno se distraiga de las cuestiones sociales, pero ellos no tiene por que saltar de modo inmediato a la poesía, pues el poema tiene otro tipo de expresión. La política de un poeta puede tener una expresión poética, pero también una expresión política como ciudadano. Los poemas son palabras que componen algo muy íntimo.

¿Y qué importancia tienen las palabras para usted?
Las palabras son todo, pero son un instrumento limitado. Siempre digo que los poetas debemos ser los primeros en desconfiar de las palabras porque la poesía, y esto es cierto, es mucho más que palabras. Ellas aprisionan una porción de poesía, pero la poesía es mucho más grande todavía



El poeta que vino de Laredo

Hablemos de sus inicios. ¿Qué tanto influyó Laredo en su formación como poeta?
Yo siento que si no hubiese nacido en Laredo… (un pequeño silencio)… tal vez hubiese sido poeta también. Siempre hay un llamado, un impulso que nace con uno. Laredo me dio todas las imágenes que yo manejo en la poesía: cañaverales, campos, piedras, ríos. La naturaleza que yo conozco es la naturaleza de la Laredo. ¿Hubiese sido poeta si no hubiese nacido en Laredo?, supongo que sí, pero no haría el tipo de poesía que hago.

¿Cree que no todos pueden ser poetas?
Yo cada vez estoy convencido de que los poetas nacen. Hay una formación posterior, la cultura, la formación académica, pero yo creo que el impulso, lo que Octavio Paz denomina como “llamado interno”, eso ya uno mismo lo trae.

¿Cuándo se dio cuenta de ese llamado?
Yo empecé a escribir poemas cuando tenía 16 años, justo cuando murió mi padre. Sentí la necesidad de escribir algo sobre él, a expresar a través de las palabras el dolor que yo sentía. Muchas veces los mejores poemas nacen en los momentos más extremos de la vida. Parece que necesariamente tenía que ser poeta porque mi padre falleció en junio y mi primera enamorada en julio, de una trombosis coronaria. Entonces yo tenía dos muertes en un solo mes y por ellos busqué en la escritura mi terapia y de consuelo.

En su caso, ¿qué influencias tuvo en el inicio?
Yo solo tuve algunos textos escolares. Mi familia era muy modesta y no teníamos mucho acceso a los libros. El primer poemario que yo recuerdo haber amado realmente y leído, releído, y solo porque me gustaba fue la La voz en ti debida de Pedro Salinas, poeta español de la Generación del 27.

Guiones y poesía

Pese a que su nombre suena con eco en cualquier encuentro de tono literario, pocos conocen sobre su faceta de importante guionista. Películas como “La ciudad y los perros,”Maruja en el infierno” o “Alias La Gringa” son algunos de los largometrajes que se rodaron gracias a su talento con la pluma.
“El trabajo que me da de comer es el de guionista. He escrito tanto para películas como para telenovelas, pero de estos últimos no me siento orgulloso. Yo empecé a escribir guiones casi por casualidad. Yo era cinemero, desde que mi padre nos llevaba a los cines de Laredo los fines de semana. Allí veía películas de Kurosawa y en Lima di mis pasos por el cine Virú, donde pasaban películas de arte, y era un cine en donde se pasaba cine comercial”.
“El primer guión que escribí fue casi por intuición, se llamó “Ojos de perro”, una película de corte sindical con Chicho Durán. Después me convertí en un guionista autodidacta y escribí el guión para Maruja en el Infierno, basada en la novela de Enrique Congrains, desde entonces ya sabía lo que era hacer un guión”.

¿Qué relación existe entre los guiones y la poesía?
Escribir guiones no tiene que ver con escribir poesía, pero escribir poesía sí tiene que ver con escribir guiones. Cuando escribo un guión no pienso en poesía porque es hasta dañino. Puede convertirse en un guión demasiado lírico que no encaja. Pero cuando escribo un poema sí pienso en estructuras y un guión es básicamente una historia estructurada. Cuando se me ocurre una idea poética y me pongo a escribirla, ya sé cuál será la secuencia, la progresión del poema.

¿Cuál es su proceso de escritura?
Escribir un poema en el primer borrador es relativamente fácil. El vaciado inicial. Luego viene el proceso de corrección, corrección y corrección, no sé, 10 ó 15 versiones para que la gente sienta que ese poema es simple. Yo quisiera que las personas, mientras lean mis poemas, sientan que ellos también pudieron escribir.

¿Por qué cree que tiene preferencia entre los jóvenes?
Yo siempre les pregunto por qué les gusta lo que yo escribo y no encuentro una respuesta clara y yo tampoco puedo darla ahora. A mi editor le pregunté porque tuve la aceptación que tuve en España y él, que es el mismo editor, me dijo que no lo sabía, que sólo sabía que eran los jóvenes los que más leían mi poesía.

Pero usted dijo que los jóvenes de ahora viven más acelerados, más a los Bukowski, Rimbaud, Baudelaire o Pizarnik. Sin embargo prefieren su poesía que es más sosegada...
Quizás me toman como complemento. Los jóvenes pueden vivir la vida aceleradamente, beberse la vida con urgencia, pero siempre queda vacío en el fondo, algo que pide tranquilidad, reposo, contemplación. Quizás eso guste de mi poesía la juventud de ahora.

Como los Haikus…
Casi como los haikus. A mí siempre me han atribuido la influencia de los haikus, pero no es tan cierta porque yo no los escribo. Ese tipo de poesía solo me influye en el modo de ver y contemplar el mundo. El oriental que escribe Haikus puede encontrar las contradicciones del mundo y no se angustia, todo lo contrario sucede con el hombre occidental.

La Piedra Alada.

¿Hubo alguna razón especial para escribir este poemario?
Yo cuando escribo no tengo un tema previsto. Sólo he escrito un poemario con un tema preconcebido: Habitó entre nosotros, que trata sobre poemas en torno a la vida de Cristo. Yo escribo como vienen las ideas, sin embargo los poemas no están forjados al azar. Los poemas llegan y se encadenan unos con otros y al final te das cuenta de que sí había una preocupación, algo que te estaba guiando en el inconsciente. Yo me di cuenta que estaba escribiendo varios poemas de piedras sin habérmelo propuesto. Claro que al principio le escribí al recuerdo de una piedra de río, después seguí pensando en piedras y fue el tema de ese momento. Los temas se presentan como si los buscaras, cuando al final no los buscas.

Poeta Noctámbulo

¿Siempre escribe por las noches?
Desde niño me ha gustado la noche. Yo recuerdo que siempre me resultaba difícil despertarme temprano para ir al colegio porque me quedaba despierto hasta muy tarde. Cuando era chico escuchaba de madrugada a los trenes azucareros que partían de Laredo. Siempre tuve esa tendencia a vivir de noche. Los médicos me dijeron que se trata de un trastorno del ciclo circadiano. Yo me levanto y recién empiezo a recuperarme en la tarde. A partir de las 6 de la tarde recién estoy lúcido y así continúo hasta las 4 ó 5 de la mañana.
Me gusta la noche, debe tener una explicación sicológica o biológica, algo así como si mi química que conforma mi lucidez estuviese alterada. Mi esposa es igual en ese sentido.

Juventud y realismo perverso

Después de Fujimori, usted dijo que los jóvenes ya no tenían tiempo para fantasear, por aprender la dura realidad que nos hizo pisar tierra…
Y además tierra sucia. En ese momento los jóvenes solo estaban desorientados. Pero muchos hallaron en el arte el modo de asirse, de interpretar la vida de otro modo, no desde los aspectos puramente materialistas.
Pese al realismo perverso con que se vivió, los jóvenes aún poseen la pasión por el arte, hay jóvenes editores, pasión por la poesía, que es casi milagroso. Que bueno que no todos los jóvenes se hayan hecho cínicos, que no hayan entrado en el universo de los políticos que nos dieron lo peor.

¿Qué pasa con la juventud actual?
Pienso que los jóvenes tienen una fuerza que no tenemos los viejos y que ya van a recuperarse, toda esta crisis es pasajera. Si no creyera que todo esto es pasajero y que todo esto cambiará, entonces me pego un tiro. Si los jóvenes con su sangre nueva no vienen a cambiarlo todo con sus ímpetus, con esas ganas de vivir, entonces ya no habría futuro. Tengo que pensar en que todo esto cambiará y el papel de la juventud será más importante que el nuestro.

¿Qué les falta a los jóvenes?
(Respira, calla, reflexiona y responde abriendo los ojos de rasgos orientales) ¡Olvidarse de los viejos! Ahora podemos decir lo que decía Gonzales Prada: Los viejos a la tumba y los jóvenes al poder.

¿Algún mensaje para los jóvenes?
Que tengan fe. Sí es que algún consejos puedo darles es que no se hagan cínicos, es lo que temo de las personas. Me molesta cuando dicen “en este país”, por no decir “en nuestro país”. Dicen “en este país todo es una mierda”, será “en mi país todo es una mierda”. Quisiera que se identifiquen, que pongan sangre nueva, su honestidad, que no se dejen comprar y que no se vayan al extranjero. Es increíble que el 70% de los jóvenes quieran irse del país.

¿Y dónde quedan los intelectuales?
Ahora los intelectuales ya no tienen vigencia. Su palabra no modifica nada. Sólo son voces en el desierto, nadie los escucha y eso es lamentable. Antes los intelectuales tenían una función social importante. Por lo menos moral, ahora nada de eso, ni siquiera moral.

La tarde empieza a quebrarse. Quizás Jose Watanabe empieza a despertarse totalmente después de una tarde somnolienta. Tal vez nuestra charla fue sonámbula y sin embargo, dijo cosas que la grabadora registra para tener una prueba de que un poeta puede también hablar como escribe, pese a tener alterado el ciclo circadiano.
El vate nos dice que su próximo poemario tratará del soliloquio del Minotauro en el laberinto, reflexionando sobre el propio lenguaje. “Al final en Minotauro reconoce que él no existe y lo que existe es sólo el lenguaje”, y agrega: “no hay prisa por terminarlo. En poesía, lo peor es apurarse. Primero tengo que acabar el proceso de intuición, luego seguir con la parte lógica, luego la escritura, la publicación y recibir los aplausos o pifias respectivas”.

Nos despide con la misma amabilidad con la que nos recibió, anunciándonos que su próxima diligencia será entregar algunos CD`s que grabó con Rafo Raez. Pez de fango, un compendio de canciones que llevan la letra del poeta y la melodía dura del rockero peruano.

-¿Usted no piensa grabar música trova?
-No me gusta la trova… muy románticos para mis gustos.

martes, 30 de septiembre de 2008

Entevista con Aldo Miyashiro

“No podría vivir en otro país, me gusta mucho el Perú”

Texto y fotos de Felipé Revueltas

Tiene 32 años, una fama que no esperaba y un talento que ha marcado un hito en la historia de la televisión peruana. Se llama Aldo Miyashiro, un ex alumno de periodismo, ex alumno de literatura y un ex soñador que ahora goza la realización de parte de los que antes solo eran considerados sueños de adolescente.
Aunque por las calles lo reconocen aún como Caradura, o lo saludan como Tony, Aldo no pierde la sonrisa y gracias la buena onda, el carisma y la jovialidad con que se muestra en cada personaje de la televisión, se ha ganado el cariño del público.
Después del éxito de La Gran Sangre, Aldo considera que su vida no ha cambiado mucho y que todavía le falta mucho por conseguir lo que quiere: grabar una película cada tres años, llevar el teatro a las zonas alejadas de Lima y, por qué no, ganar un premio Óscar para el Perú.
Siempre con un cigarro y gaseosa a la mano, Aldo respondió a nuestras inquietudes.


Ya creaste obras de teatro, tienes éxito en las series de televisión y has hecho una película, ¿qué te falta lograr?
Lo que he conseguido ahora es poco para lo que quiero. Lo que quisiera hacer, por ejemplo, es hacer una película cada tres años. Yo me he prometido dirigir cine antes de los 40 años y sé que lo voy a hacer, con tiempo, con ganas. Quiero además tener más tiempo para escribir narrativa y quiero hacer teatro con mayor regularidad, así que me falta todavía bastante y quiero tener más tiempo y creo tenerlo, tengo aún 32 años.

Aparte de tu gusto por el cine, tienes una inclinación hacia la literatura que es poco conocida…
Sí, claro. Por la literatura empecé a buscar historias y quise escribir las mías. De chico recuerdo haber leído Mi planta de naranja lima y me emocioné muchísimo con el relato y a partir de entonces quise escribir nuevas cosas que conmuevan.

¿Qué libros marcaron tu personalidad o tu manera de ver el cine y la literatura?
De chico Mi planta de naranja lima; de grande me marcó mucho Milan Kundera, Borges en mi época universitaria y en narrativa peruana Vargas Llosa, sobre todo por su disciplina para escribir, algo que yo no tengo y que espero conseguir en algún momento de mi vida.

¿Y en cuanto a cine, qué películas o directores marcaron tu carrera?
Me gusta mucho un director que se llama Michael Haneke; me gusta mucho Tarantino y además me gusta también el cine asiático como Old Boy, ese tipo de cine hiper real, hiper violento. También me gusta el cine totalmente contemplativo como el de Wong Kar-Wai.

¿Y los animes?
En realidad no me gusta tanto, pero fue un buen recurso narrativo que usamos en la serie y la película de la Gran Sangre.

¿Tu inclinación para las historias siempre va dirigida al tema de la violencia?
Nooo, lo que pasa es que con La Gran Sangre simplemente se dio la oportunidad de realizarla, allí no todas las imágenes llevan fuerte carga sicológica o física. En la serie se habla sobre el dolor, sobre el hecho de ser peruano, además fue una gran oportunidad para contar algo diferente a la vida de un personaje famoso, quería hacer algo más policial y lo hice. En cuanto a la violencia, no es tanta mi inclinación, además los que me conocen saben que soy bastante pacífico (Sonríe).

¿En cuanto al cine peruano, tuviste algún referente?
En realidad no tengo un referente claro, pero he trabajado con algunos directores como Josué Méndez y Jorge Carmona, quien fue mi socio y trabajamos juntos en actividades claras.

¿Fuera de la TV, cuál es tu proyecto más cercano?
Este año, unos de mis objetivos es publicar un libro, montar una obra de teatro. En cuanto al libro, será una novela, aunque aún no tengo el nombre, pero pienso en un nombre que signifique “retorno”, “regreso”. Trata de un peruano que regresa al Perú después de 15 años y encuentra un país totalmente cambiado y viene a buscar a su hijo.

¿Tiene algo que ver contigo, por tu personalidad?
No, nada que ver… yo no me iría del país y no creo que me vaya. Me iría solo por un toque, por motivos profesionales, para grabar una película, una escena, pero no me quedaría afuera. No podría vivir en otro país, me gusta mucho el Perú.

¿Qué extrañarías más de nuestro país?
Bueno, muchos dicen la comida, pero en realidad la comida me gusta poco; lo que más me gusta son los peruanos y las peruanas. No podría ser extranjero, me siento muy bien en mi país como para irme a vivir afuera.

¿En cuanto a cine, cuál es tu proyecto más cercano?
Voy a presentar algo a CONACINE, para un concurso y espero ganar. Espero poder hacer esa película. Solo eso por ahora.

¿Se puede vivir haciendo cine en el Perú?
De esto de actuar, de escribir para cine, sí se puede vivir. Pero hay que poner mucho esfuerzo no más. Yo siempre les digo a los jóvenes, a mis alumnos, que esta es una carrera de maratón, no una carrera de cien metros. Hay que tener mucha resistencia, solucionar muchos problemas, quizás pelearse con la familia etc.

ENTREVISTA CON MIGUEL GUTIÉRREZ

ENTREVISTA ACAFEINADA CON MIGUEL GUTIÉRREZ
El viejo saurio de nuestra literatura


Texto y fotos de Alejandro Mautino Guillén

Debido a las obras adelantadas a su tiempo, en el pasado fue criticado, insultado y hasta le dieron la espalda. Pero ahora es considerado uno de los escritores más representativos de la literatura peruana, incluso le fue otorgado, hace poco, el Premio La Casona 2007, galardón entregado por la universidad San Marcos en reconocimiento a su trayectoria literaria.
Y para no hacer un alto en el constante trabajo literario, recientemente ha publicado Pacto don el Diablo, un sesudo libro de ensayos en donde aborda la obra de reconocidos escritores peruanos y extranjeros, destacando los mensajes ideológicos y el influjo social de cada texto, siempre con la perspicacia y lucidez de un diablo que más sabe por viejo y por saurio.
Miguel Gutiérrez conversó con nosotros en la ciudad de Huaraz, entre cafés, cigarrillos, malos recuerdos, un clima agradable y mucha literatura.


La tibia mañana y el abrumador olor a cafeína nos esperan. El viejo saurio pregunta por el café Express; medita un poco y enciende un Hamilton, mientras sentado destila sus olores humorísticos, contando parte de su vida y sus inicios en esta carrera atlética literaria sin final.
Miguel Gutiérrez (MG) afirma que “Gabriel García Márquez solía decir que escribía para que lo amen sus amigos; Bryce también dice lo mismo, 'escribo para que me quieran mis amigos'; por desgracia y por los resultados, yo escribo para que me odien…”
MG recuerda que cuando publicó su primer libro, El viejo saurio se retira (1969), la crítica fue muy severa; es más, consideraban que era un libro indecente, inmoral, que no hacia bien a la juventud, porque trataba de la vida de adolescentes en un colegio de curas, incluso una crítica de esos años, la más importante de esos años a nivel periodístico, dijo que esta novela merecía el tacho de la basura…
Considerado como una especie de víbora, que hablaba mal de su propia tierra, estaban a punto de considerarlo persona no grata en Piura, lugar donde nació. Pero pasaron 30 años y la nueva generación de lectores leyeron de otra manera su novela, nuevos aires, nuevas perspectivas…
Otro libro del piurano, el que suscitó odio en las personas, es el ensayo La Generación del 50: un mundo dividido (1988), que reúne asuntos de la guerra interna y desestabilidad de aquellos años. Cuando apareció este libro, hubo un silencio total. Ni una nota periodística. Era un libro muy crítico.
MG se detiene en el silencio imperecedero y sutilmente toma su café Express, mientras cuatro voces cautelosamente lo siguen escuchando hablar de sus encuentros con: J.M.Arguedas, Ciro Alegría y Juan Rulfo, entre el indecente humo del segundo cigarrillo que es encendido por su esposa y que agradablemente se filtra en nuestras narices.
MG nos mira fijamente, luego solo a mí y pregunta qué “género literario es vuestro preferido”, mi voz se nubla y fragmentariamente suelo decir “lírica”. Sonríe un poco, piensa y le retorna a la idea de Pacto con el diablo y nos dice que en éste libro, recoge muchos artículos y ensayos suyos acerca de los poetas del 50, 60, 70 y 80.
Y hablando de poesía, por nuestros labios suelen posarse nombres de poetas nacionales como: Eguren, Vallejo, Moro, Westphalem, Oquendo de Amat, Eielson, Sologuren, Varela, P. Guevara, R. Hinostroza, Heraud, J. Pimentel, A. S. León, Ollé, M. E. Cornejo, E. Verástegui…
El viejo saurio respira nostálgico y afirma que a pesar de la descomunal cita de autores de nuestra poesía peruana, sin lugar a duda, los más significativos y de mayor trascendencia que él pudiera citar son nombres como el de César Vallejo y Jorge E. Eielson. Vallejo como iniciador de una tradición poética nueva y original en nuestro país y reconocida en el exterior (Trilce), continuada por otro genio de la construcción poética como es Eielson, con sus matices en la música y la pintura (Habitación en roma). Coincidimos con el maestro en esta distinción premonitoria.
Después de encender otro cigarrillo, MG reinventa nuevamente el coloquio mientras, impresionada de la monstruosidad literaria del escritor, su esposa enciende un Hamilton para ella.
Explosionan en los labios del saurio, nombres como Borges, Baudelaire, Bataille, Faulkner, Kafka, Joyce, Proust, Mallarmè, Verlaine, Rimbaud… Considerando a estos escritores de gran calidad literaria y filosófica, en algunos casos, e incluso recomienda a leer a Truman Capote. Pero en narrativa del S.XX, el autor de Hombres de camino y La violencia del tiempo hace una distinción telúrica y confirma sustancialmente una triada: Joyce, Kafka, Proust.
MG recuerda ser asiduo lector de Kafka, autor de La Metamorfosis, “esa trasgresión involuntaria de la marginación más extraña y contradictoria entre la realidad y el sueño, esa soledad distorsionada autodestructivamente, que se ven también en El Proceso”, afirma.
Nos asaltan nuevas ideas de la narrativa de la guerra. ¿Acaso también a nivel musical se dio este fenómeno?, ¿acaso la música subterránea surge en este lapso coetáneo? El autor de Un mundo sin Xochitl (2001) y La destrucción del reino (1992), afirma no ser especialista en música subterránea, pero efectivamente, en sus ensayos de este mismo tema de la narrativa de la guerra, toca el tema del movimiento musical subterráneo, ya surgientes en este contexto. Afirma que Leuzemia y Narcosis, en efecto, fueron los que singularmente resumen esa protesta contestataria y rebelde de los años 80.
“Cómo olvidar -afirma MG- las romanzas, las cúrsiles del señor Daniel F, que sin lugar a duda empieza a anexar música y poesía a este fenómeno social, ya que en esos años eran algo así como poetas populares, que sabían incluso mucho de música y se expresaban en los sectores escondidos y cautelosos. Un gran compositor”.
Hablando de los sonidos, MG también afirma su fascinación por los acordes de la guitarra. Se muestra maravillado por los arpegios, por su inventiva de deleitar, por esa combinación singular que recuerdan en sus mejores años a Jimi Hendrix y Santana.
Finalmente, el tema un tanto pesado para los escritores, aunque significativos para muchos de ellos: el papel de la crítica en nuestro país.
¿La crítica literaria afecta de algún modo inconsciente al creador? Él suele decir que “hay pocos críticos serios, falsos críticos, frustrados existencialmente. Sin embargo, sí hay un tipo de críticos extraordinarios, críticos creadores como Luís Cernuda en España; buen crítico y buen escritor u otro caso resaltante en nuestro país, lo es MVLL que cumple sin lugar a duda esta distinción, hablando de grandes figuras”.
El viejo saurio recuerda las críticas a Un mundo sin Xochitl; críticas como las de Melvin Ledgar, Kathya Araujo. Sin embargo, considera una crítica sustancialmente breve, pero que mejor ha logrado simplificar temática y estructuralmente su novela, es la de la poeta Ana María Gazzolo.
MG parece fascinado por conversar libremente y no tener que estar ceñido a los parámetros que causan el monótono pregunta-respuesta. Lo motiva animosamente la idea del diálogo creativo, ya que de este modo el escritor termina por ser el entrevistador y en esas condiciones parece culminar nuestra extensa sesión en un café, en un Martes tibio en la ciudad de Huaraz y así también culmina la última taza de café Express y el último Hamilton del día (el de la mañana). El coloquio ha llegado a su fin.
El saurio piurano busca su bastón, su esposa le ayuda a levantarse de la mesa y suele despedirse con un “ojalá me visiten algún día, quizás yo ya no vuelva, ni pueda”. Abraza a su esposa y una imagen desolada suele evaporarse entre mis pupilas, como en aquel final de El amor en los tiempos del cólera. Allá yacen distantes Florentino Ariza y Fermina daza.
El viejo saurio sigue allí, cada vez más lejos, y nuestros pasos toman el este, cada vez más distante…