miércoles, 19 de noviembre de 2008

El Gambito de Ricardo Sumalavia

Dentro de tanto blog interesante y, no, hallamos un blog original (como pocos) que condensa bien las exigencias del texto corto para las web y el poco tiempo que disponen los internautas que hacen zapping en este libro de arena virtual que no tiene principio ni final.

Se trata de Gambito de Peón (El espacio para tus brevísimos y casi invisibles cuentos. Aquí no hay jugada imposible.), un blog de microcuentos dirigida por Ricardo Sumalavia, escritor peruano, autor de Habitaciones (Ediciones Pedernal, Lima, 1993) y Enciclopedia mínima (Serie Ficciones del Fondo Editorial PUCP, Lima, 2004); además finalista del Premio Herralde 2006 y del Premio Adobe de Literatura 1999.

En Gambito de Peón (http://blogs.ya.com/gambitodepeon), los escritores pueden enviar sus relatos y compartirlo con los lectores virtuales que además pueden comentarlos y criticarlos, lo que usualmente no se puede hacer con el libro impreso.

Para conocer un poco más sobre este blog, Ricardo Sumalavia respondió algunas interrogantes que el planteamos vía correo electrónico.

¿Cómo nació esta idea de blog?
Lo creé poco antes de venir a Burdeos. Ya había publicado un libro de microcuentos el 2004 (Enciclopedia mínima) y veía que el interés por este género iba en aumento, pero que no había muchos espacios para su difusión. El blog se presentó naturalmente como este espacio requerido.

¿Por qué Gambito de Peón?
Me gustó la idea de que sea la pieza más pequeña del tablero de ajedrez la que hiciera una jugada poco frecuente, o casi imposible. Ese riesgo está siempre en el microcuento.

¿Hay un proyecto posterior a este blog?
En realidad no. Lo hago también para divertirme, para saber lo que escriben los demás. Alguien me sugirió hacer una selección y publicarlos. Quizás algún día.

¿Qué satisfacción te ha dado crear y dirigir Gambito de Peón?
La colaboración permanente de muchos escritores, conocidos, reconocidos, como autores que hasta no publican libro. Como director de Gambito es una gran satisfacción.

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Para los interesados, las colaboraciones se reciben en la dirección: rsumala@yahoo.com Los cuentos no deben exceder las 500 palabras. Para muestra un botón:

El otro, el mismo
Fui jurado del concurso nacional de cuento Pluma Joven durante veintisiete años. Todavía evoco algunas tramas (y en este caso por "algunas" debe entenderse demasiadas), pero lo que más recuerdo es un hecho. A partir del segundo certámen, nos llegaba todos los años un mismo cuento que rechazábamos sistemáticamente. El concursante cambiaba de pseudónimo cada vez, y fue Bloom, Nerval, Petronio, L. W., El Caballero de la Triste Figura..., mientras el cuento, salvo por el título, seguía siendo idéntico: la misma historia sin sustancia, la misma forma sin tensión. Lo conversamos todos los jueces cuando se hizo llamativo (¿por qué no altera una coma?, ¿qué es lo que espera?) y pronto nos acostumbramos a reconocerlo repetido y sonreír con complicidad. Después de veintidós intentos, finalmente participó con otro texto. Lo reconocimos por el pseudónimo "Rocinante", que era la tercera vez que usaba, y por ciertas constantes en el estilo que en esta oportunidad un argumento bastante sólido ostentaba con más brillo. Ganó una mención honrosa. El día de la premiación, no pude contener mi curiosidad. La vi sentada, con una expresión algo vacía, en medio de los demás ganadores. Me reconoció. Después de las cortesías del caso, fui directo:

-¿Por qué mandabas tantas veces el mismo cuento?

Me miró un momento. No me entendió. Instantes después, lo hizo mejor que yo.

-Disculpe, pero este es el primer cuento que envío.

Autor: Marco Tulio Capica

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Ricardo Sumalavia (Lima, 1968) estudió Lingüística y Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y siguió la Maestría de Literatura Peruana y Latinoamericana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado el libro de prosas Habitaciones (Ediciones Pedernal, Lima, 1993; 2ª edición, 2003; 3ª edición, 2005), Retratos familiares (Serie Ficciones del Fondo Editorial PUCP, Lima, 2001) y Enciclopedia mínima (Serie Ficciones del Fondo Editorial PUCP, Lima, 2004). Ha publicado artículos en Vórtice, Adobe Literatura, Quehacer, Diégesis, Lateral, Identidades, Ajos & Zafiros y Revista Hispanoamericana de Literatura, entre otras. Ha sido finalista del Premio Herralde 2006 y del Premio Adobe de Literatura 1999, mención honrosa en el Concurso de Cuento de las 1,000 Palabras de Caretas en 1992, y segundo puesto en el Concurso de Cuentos de la revista Imaginario en 1990. Es actualmente lector del Departamento de Español de la Université Michel Montaigne-Bordeaux 3 (Francia). Es director de la Colección Underwood, editada en Lima, y codirector de la revista Nudos, en Burdeos.

Más sobre su biografía en: http://escritoresperuanos.blogspot.com/2007/05/ricardo-sumalavia.html

miércoles, 1 de octubre de 2008

Entrevista con José Watanabe


Esta entrevista fue publicada en el año 2005, en la revista cultural Casa de Asterión, con motivo de la publicación de "Piedra alada", poemario del quien es y será siempre uno de los mejores poetas de nuestro Perú.

De tarde con un poeta noctámbulo

Texto: Jaime Tranca
Fotos: Elías Cazasola

Todos querían verlo, hablar con él, pedirle una dedicatoria, tomarse una foto. Oírlo en plena presentación de “La piedra alada” dejaba en claro que sus poemas son reflejo de un carácter meditabundo y tal vez solitario, pese a que la presencia del Poeta de Laredo convoca milagrosamente a lectores de todas las edades que, como niños esperando escuchar un cuento, se abstraen de todo lo exterior para dejar que cada verso se adhiera al pequeño mundo fantástico que forjamos en el hemisferio derecho. Y habla. Todos encantados. Los aplausos no son de felicitaciones, sino de agradecimiento y todos quieren seguir agradeciendo.
Después de esperar a que el Poeta se halle vulnerable para atacarlo de frente, conseguimos una cita con él. Después de llegar a un acuerdo y hacer algunas llamadas en días posteriores, logramos encajar en un espacio de su recargada agenda. Un jueves, en San Miguel a las 5 de la tarde. Allí estuvimos.

¿Usted por qué escribe?
Escribo porque si no lo hago yo, nadie lo hará. No es que yo lo haga mejor, sino es que es una experiencia tan personal que no hay otra persona que lo pueda hacer, sino el propio autor.

Esa respuesta es un poco neurótica…
Todos tenemos una pequeña dosis de neurosis, más o menos equilibrada. A mí me ocurre básicamente cuando escribo. La búsqueda de la perfección se da en todo, pero cuando uno escribe es más responsable con la perfección. Entonces, el nivel de neurosis sube un poquito. Cada época tiene su propia neurosis y su propio ideal poético. El ideal poético que yo mantengo desde años, es tratar de hacer poemas que sean lo más perfectos en la búsqueda de las palabras y en la búsqueda de la expresión.

Pero eso no pasa con los jóvenes escritores que se apresuran en publicar…
Reconozco que existe otro tipo de poesía que practican los jóvenes, una manera más apresurada, más urgente, más Bukowski, y todo ello nace del modo de ser de las personas, no tanto de las influencias literarias, sino de la época, que es la que nos da un modo de ser.

Cuando se habla de usted, siempre se habla de un poeta insular. ¿Qué piensa al respecto?
Uno tiene distintas personalidades y comportamientos sociales –eso no es esquizofrenia, por si acaso-. Uno puede tener un ideal poético y perseguir ese ideal con distinta personalidad, pero ellos no implica que uno se distraiga de las cuestiones sociales, pero ellos no tiene por que saltar de modo inmediato a la poesía, pues el poema tiene otro tipo de expresión. La política de un poeta puede tener una expresión poética, pero también una expresión política como ciudadano. Los poemas son palabras que componen algo muy íntimo.

¿Y qué importancia tienen las palabras para usted?
Las palabras son todo, pero son un instrumento limitado. Siempre digo que los poetas debemos ser los primeros en desconfiar de las palabras porque la poesía, y esto es cierto, es mucho más que palabras. Ellas aprisionan una porción de poesía, pero la poesía es mucho más grande todavía



El poeta que vino de Laredo

Hablemos de sus inicios. ¿Qué tanto influyó Laredo en su formación como poeta?
Yo siento que si no hubiese nacido en Laredo… (un pequeño silencio)… tal vez hubiese sido poeta también. Siempre hay un llamado, un impulso que nace con uno. Laredo me dio todas las imágenes que yo manejo en la poesía: cañaverales, campos, piedras, ríos. La naturaleza que yo conozco es la naturaleza de la Laredo. ¿Hubiese sido poeta si no hubiese nacido en Laredo?, supongo que sí, pero no haría el tipo de poesía que hago.

¿Cree que no todos pueden ser poetas?
Yo cada vez estoy convencido de que los poetas nacen. Hay una formación posterior, la cultura, la formación académica, pero yo creo que el impulso, lo que Octavio Paz denomina como “llamado interno”, eso ya uno mismo lo trae.

¿Cuándo se dio cuenta de ese llamado?
Yo empecé a escribir poemas cuando tenía 16 años, justo cuando murió mi padre. Sentí la necesidad de escribir algo sobre él, a expresar a través de las palabras el dolor que yo sentía. Muchas veces los mejores poemas nacen en los momentos más extremos de la vida. Parece que necesariamente tenía que ser poeta porque mi padre falleció en junio y mi primera enamorada en julio, de una trombosis coronaria. Entonces yo tenía dos muertes en un solo mes y por ellos busqué en la escritura mi terapia y de consuelo.

En su caso, ¿qué influencias tuvo en el inicio?
Yo solo tuve algunos textos escolares. Mi familia era muy modesta y no teníamos mucho acceso a los libros. El primer poemario que yo recuerdo haber amado realmente y leído, releído, y solo porque me gustaba fue la La voz en ti debida de Pedro Salinas, poeta español de la Generación del 27.

Guiones y poesía

Pese a que su nombre suena con eco en cualquier encuentro de tono literario, pocos conocen sobre su faceta de importante guionista. Películas como “La ciudad y los perros,”Maruja en el infierno” o “Alias La Gringa” son algunos de los largometrajes que se rodaron gracias a su talento con la pluma.
“El trabajo que me da de comer es el de guionista. He escrito tanto para películas como para telenovelas, pero de estos últimos no me siento orgulloso. Yo empecé a escribir guiones casi por casualidad. Yo era cinemero, desde que mi padre nos llevaba a los cines de Laredo los fines de semana. Allí veía películas de Kurosawa y en Lima di mis pasos por el cine Virú, donde pasaban películas de arte, y era un cine en donde se pasaba cine comercial”.
“El primer guión que escribí fue casi por intuición, se llamó “Ojos de perro”, una película de corte sindical con Chicho Durán. Después me convertí en un guionista autodidacta y escribí el guión para Maruja en el Infierno, basada en la novela de Enrique Congrains, desde entonces ya sabía lo que era hacer un guión”.

¿Qué relación existe entre los guiones y la poesía?
Escribir guiones no tiene que ver con escribir poesía, pero escribir poesía sí tiene que ver con escribir guiones. Cuando escribo un guión no pienso en poesía porque es hasta dañino. Puede convertirse en un guión demasiado lírico que no encaja. Pero cuando escribo un poema sí pienso en estructuras y un guión es básicamente una historia estructurada. Cuando se me ocurre una idea poética y me pongo a escribirla, ya sé cuál será la secuencia, la progresión del poema.

¿Cuál es su proceso de escritura?
Escribir un poema en el primer borrador es relativamente fácil. El vaciado inicial. Luego viene el proceso de corrección, corrección y corrección, no sé, 10 ó 15 versiones para que la gente sienta que ese poema es simple. Yo quisiera que las personas, mientras lean mis poemas, sientan que ellos también pudieron escribir.

¿Por qué cree que tiene preferencia entre los jóvenes?
Yo siempre les pregunto por qué les gusta lo que yo escribo y no encuentro una respuesta clara y yo tampoco puedo darla ahora. A mi editor le pregunté porque tuve la aceptación que tuve en España y él, que es el mismo editor, me dijo que no lo sabía, que sólo sabía que eran los jóvenes los que más leían mi poesía.

Pero usted dijo que los jóvenes de ahora viven más acelerados, más a los Bukowski, Rimbaud, Baudelaire o Pizarnik. Sin embargo prefieren su poesía que es más sosegada...
Quizás me toman como complemento. Los jóvenes pueden vivir la vida aceleradamente, beberse la vida con urgencia, pero siempre queda vacío en el fondo, algo que pide tranquilidad, reposo, contemplación. Quizás eso guste de mi poesía la juventud de ahora.

Como los Haikus…
Casi como los haikus. A mí siempre me han atribuido la influencia de los haikus, pero no es tan cierta porque yo no los escribo. Ese tipo de poesía solo me influye en el modo de ver y contemplar el mundo. El oriental que escribe Haikus puede encontrar las contradicciones del mundo y no se angustia, todo lo contrario sucede con el hombre occidental.

La Piedra Alada.

¿Hubo alguna razón especial para escribir este poemario?
Yo cuando escribo no tengo un tema previsto. Sólo he escrito un poemario con un tema preconcebido: Habitó entre nosotros, que trata sobre poemas en torno a la vida de Cristo. Yo escribo como vienen las ideas, sin embargo los poemas no están forjados al azar. Los poemas llegan y se encadenan unos con otros y al final te das cuenta de que sí había una preocupación, algo que te estaba guiando en el inconsciente. Yo me di cuenta que estaba escribiendo varios poemas de piedras sin habérmelo propuesto. Claro que al principio le escribí al recuerdo de una piedra de río, después seguí pensando en piedras y fue el tema de ese momento. Los temas se presentan como si los buscaras, cuando al final no los buscas.

Poeta Noctámbulo

¿Siempre escribe por las noches?
Desde niño me ha gustado la noche. Yo recuerdo que siempre me resultaba difícil despertarme temprano para ir al colegio porque me quedaba despierto hasta muy tarde. Cuando era chico escuchaba de madrugada a los trenes azucareros que partían de Laredo. Siempre tuve esa tendencia a vivir de noche. Los médicos me dijeron que se trata de un trastorno del ciclo circadiano. Yo me levanto y recién empiezo a recuperarme en la tarde. A partir de las 6 de la tarde recién estoy lúcido y así continúo hasta las 4 ó 5 de la mañana.
Me gusta la noche, debe tener una explicación sicológica o biológica, algo así como si mi química que conforma mi lucidez estuviese alterada. Mi esposa es igual en ese sentido.

Juventud y realismo perverso

Después de Fujimori, usted dijo que los jóvenes ya no tenían tiempo para fantasear, por aprender la dura realidad que nos hizo pisar tierra…
Y además tierra sucia. En ese momento los jóvenes solo estaban desorientados. Pero muchos hallaron en el arte el modo de asirse, de interpretar la vida de otro modo, no desde los aspectos puramente materialistas.
Pese al realismo perverso con que se vivió, los jóvenes aún poseen la pasión por el arte, hay jóvenes editores, pasión por la poesía, que es casi milagroso. Que bueno que no todos los jóvenes se hayan hecho cínicos, que no hayan entrado en el universo de los políticos que nos dieron lo peor.

¿Qué pasa con la juventud actual?
Pienso que los jóvenes tienen una fuerza que no tenemos los viejos y que ya van a recuperarse, toda esta crisis es pasajera. Si no creyera que todo esto es pasajero y que todo esto cambiará, entonces me pego un tiro. Si los jóvenes con su sangre nueva no vienen a cambiarlo todo con sus ímpetus, con esas ganas de vivir, entonces ya no habría futuro. Tengo que pensar en que todo esto cambiará y el papel de la juventud será más importante que el nuestro.

¿Qué les falta a los jóvenes?
(Respira, calla, reflexiona y responde abriendo los ojos de rasgos orientales) ¡Olvidarse de los viejos! Ahora podemos decir lo que decía Gonzales Prada: Los viejos a la tumba y los jóvenes al poder.

¿Algún mensaje para los jóvenes?
Que tengan fe. Sí es que algún consejos puedo darles es que no se hagan cínicos, es lo que temo de las personas. Me molesta cuando dicen “en este país”, por no decir “en nuestro país”. Dicen “en este país todo es una mierda”, será “en mi país todo es una mierda”. Quisiera que se identifiquen, que pongan sangre nueva, su honestidad, que no se dejen comprar y que no se vayan al extranjero. Es increíble que el 70% de los jóvenes quieran irse del país.

¿Y dónde quedan los intelectuales?
Ahora los intelectuales ya no tienen vigencia. Su palabra no modifica nada. Sólo son voces en el desierto, nadie los escucha y eso es lamentable. Antes los intelectuales tenían una función social importante. Por lo menos moral, ahora nada de eso, ni siquiera moral.

La tarde empieza a quebrarse. Quizás Jose Watanabe empieza a despertarse totalmente después de una tarde somnolienta. Tal vez nuestra charla fue sonámbula y sin embargo, dijo cosas que la grabadora registra para tener una prueba de que un poeta puede también hablar como escribe, pese a tener alterado el ciclo circadiano.
El vate nos dice que su próximo poemario tratará del soliloquio del Minotauro en el laberinto, reflexionando sobre el propio lenguaje. “Al final en Minotauro reconoce que él no existe y lo que existe es sólo el lenguaje”, y agrega: “no hay prisa por terminarlo. En poesía, lo peor es apurarse. Primero tengo que acabar el proceso de intuición, luego seguir con la parte lógica, luego la escritura, la publicación y recibir los aplausos o pifias respectivas”.

Nos despide con la misma amabilidad con la que nos recibió, anunciándonos que su próxima diligencia será entregar algunos CD`s que grabó con Rafo Raez. Pez de fango, un compendio de canciones que llevan la letra del poeta y la melodía dura del rockero peruano.

-¿Usted no piensa grabar música trova?
-No me gusta la trova… muy románticos para mis gustos.

martes, 30 de septiembre de 2008

Entevista con Aldo Miyashiro

“No podría vivir en otro país, me gusta mucho el Perú”

Texto y fotos de Felipé Revueltas

Tiene 32 años, una fama que no esperaba y un talento que ha marcado un hito en la historia de la televisión peruana. Se llama Aldo Miyashiro, un ex alumno de periodismo, ex alumno de literatura y un ex soñador que ahora goza la realización de parte de los que antes solo eran considerados sueños de adolescente.
Aunque por las calles lo reconocen aún como Caradura, o lo saludan como Tony, Aldo no pierde la sonrisa y gracias la buena onda, el carisma y la jovialidad con que se muestra en cada personaje de la televisión, se ha ganado el cariño del público.
Después del éxito de La Gran Sangre, Aldo considera que su vida no ha cambiado mucho y que todavía le falta mucho por conseguir lo que quiere: grabar una película cada tres años, llevar el teatro a las zonas alejadas de Lima y, por qué no, ganar un premio Óscar para el Perú.
Siempre con un cigarro y gaseosa a la mano, Aldo respondió a nuestras inquietudes.


Ya creaste obras de teatro, tienes éxito en las series de televisión y has hecho una película, ¿qué te falta lograr?
Lo que he conseguido ahora es poco para lo que quiero. Lo que quisiera hacer, por ejemplo, es hacer una película cada tres años. Yo me he prometido dirigir cine antes de los 40 años y sé que lo voy a hacer, con tiempo, con ganas. Quiero además tener más tiempo para escribir narrativa y quiero hacer teatro con mayor regularidad, así que me falta todavía bastante y quiero tener más tiempo y creo tenerlo, tengo aún 32 años.

Aparte de tu gusto por el cine, tienes una inclinación hacia la literatura que es poco conocida…
Sí, claro. Por la literatura empecé a buscar historias y quise escribir las mías. De chico recuerdo haber leído Mi planta de naranja lima y me emocioné muchísimo con el relato y a partir de entonces quise escribir nuevas cosas que conmuevan.

¿Qué libros marcaron tu personalidad o tu manera de ver el cine y la literatura?
De chico Mi planta de naranja lima; de grande me marcó mucho Milan Kundera, Borges en mi época universitaria y en narrativa peruana Vargas Llosa, sobre todo por su disciplina para escribir, algo que yo no tengo y que espero conseguir en algún momento de mi vida.

¿Y en cuanto a cine, qué películas o directores marcaron tu carrera?
Me gusta mucho un director que se llama Michael Haneke; me gusta mucho Tarantino y además me gusta también el cine asiático como Old Boy, ese tipo de cine hiper real, hiper violento. También me gusta el cine totalmente contemplativo como el de Wong Kar-Wai.

¿Y los animes?
En realidad no me gusta tanto, pero fue un buen recurso narrativo que usamos en la serie y la película de la Gran Sangre.

¿Tu inclinación para las historias siempre va dirigida al tema de la violencia?
Nooo, lo que pasa es que con La Gran Sangre simplemente se dio la oportunidad de realizarla, allí no todas las imágenes llevan fuerte carga sicológica o física. En la serie se habla sobre el dolor, sobre el hecho de ser peruano, además fue una gran oportunidad para contar algo diferente a la vida de un personaje famoso, quería hacer algo más policial y lo hice. En cuanto a la violencia, no es tanta mi inclinación, además los que me conocen saben que soy bastante pacífico (Sonríe).

¿En cuanto al cine peruano, tuviste algún referente?
En realidad no tengo un referente claro, pero he trabajado con algunos directores como Josué Méndez y Jorge Carmona, quien fue mi socio y trabajamos juntos en actividades claras.

¿Fuera de la TV, cuál es tu proyecto más cercano?
Este año, unos de mis objetivos es publicar un libro, montar una obra de teatro. En cuanto al libro, será una novela, aunque aún no tengo el nombre, pero pienso en un nombre que signifique “retorno”, “regreso”. Trata de un peruano que regresa al Perú después de 15 años y encuentra un país totalmente cambiado y viene a buscar a su hijo.

¿Tiene algo que ver contigo, por tu personalidad?
No, nada que ver… yo no me iría del país y no creo que me vaya. Me iría solo por un toque, por motivos profesionales, para grabar una película, una escena, pero no me quedaría afuera. No podría vivir en otro país, me gusta mucho el Perú.

¿Qué extrañarías más de nuestro país?
Bueno, muchos dicen la comida, pero en realidad la comida me gusta poco; lo que más me gusta son los peruanos y las peruanas. No podría ser extranjero, me siento muy bien en mi país como para irme a vivir afuera.

¿En cuanto a cine, cuál es tu proyecto más cercano?
Voy a presentar algo a CONACINE, para un concurso y espero ganar. Espero poder hacer esa película. Solo eso por ahora.

¿Se puede vivir haciendo cine en el Perú?
De esto de actuar, de escribir para cine, sí se puede vivir. Pero hay que poner mucho esfuerzo no más. Yo siempre les digo a los jóvenes, a mis alumnos, que esta es una carrera de maratón, no una carrera de cien metros. Hay que tener mucha resistencia, solucionar muchos problemas, quizás pelearse con la familia etc.

ENTREVISTA CON MIGUEL GUTIÉRREZ

ENTREVISTA ACAFEINADA CON MIGUEL GUTIÉRREZ
El viejo saurio de nuestra literatura


Texto y fotos de Alejandro Mautino Guillén

Debido a las obras adelantadas a su tiempo, en el pasado fue criticado, insultado y hasta le dieron la espalda. Pero ahora es considerado uno de los escritores más representativos de la literatura peruana, incluso le fue otorgado, hace poco, el Premio La Casona 2007, galardón entregado por la universidad San Marcos en reconocimiento a su trayectoria literaria.
Y para no hacer un alto en el constante trabajo literario, recientemente ha publicado Pacto don el Diablo, un sesudo libro de ensayos en donde aborda la obra de reconocidos escritores peruanos y extranjeros, destacando los mensajes ideológicos y el influjo social de cada texto, siempre con la perspicacia y lucidez de un diablo que más sabe por viejo y por saurio.
Miguel Gutiérrez conversó con nosotros en la ciudad de Huaraz, entre cafés, cigarrillos, malos recuerdos, un clima agradable y mucha literatura.


La tibia mañana y el abrumador olor a cafeína nos esperan. El viejo saurio pregunta por el café Express; medita un poco y enciende un Hamilton, mientras sentado destila sus olores humorísticos, contando parte de su vida y sus inicios en esta carrera atlética literaria sin final.
Miguel Gutiérrez (MG) afirma que “Gabriel García Márquez solía decir que escribía para que lo amen sus amigos; Bryce también dice lo mismo, 'escribo para que me quieran mis amigos'; por desgracia y por los resultados, yo escribo para que me odien…”
MG recuerda que cuando publicó su primer libro, El viejo saurio se retira (1969), la crítica fue muy severa; es más, consideraban que era un libro indecente, inmoral, que no hacia bien a la juventud, porque trataba de la vida de adolescentes en un colegio de curas, incluso una crítica de esos años, la más importante de esos años a nivel periodístico, dijo que esta novela merecía el tacho de la basura…
Considerado como una especie de víbora, que hablaba mal de su propia tierra, estaban a punto de considerarlo persona no grata en Piura, lugar donde nació. Pero pasaron 30 años y la nueva generación de lectores leyeron de otra manera su novela, nuevos aires, nuevas perspectivas…
Otro libro del piurano, el que suscitó odio en las personas, es el ensayo La Generación del 50: un mundo dividido (1988), que reúne asuntos de la guerra interna y desestabilidad de aquellos años. Cuando apareció este libro, hubo un silencio total. Ni una nota periodística. Era un libro muy crítico.
MG se detiene en el silencio imperecedero y sutilmente toma su café Express, mientras cuatro voces cautelosamente lo siguen escuchando hablar de sus encuentros con: J.M.Arguedas, Ciro Alegría y Juan Rulfo, entre el indecente humo del segundo cigarrillo que es encendido por su esposa y que agradablemente se filtra en nuestras narices.
MG nos mira fijamente, luego solo a mí y pregunta qué “género literario es vuestro preferido”, mi voz se nubla y fragmentariamente suelo decir “lírica”. Sonríe un poco, piensa y le retorna a la idea de Pacto con el diablo y nos dice que en éste libro, recoge muchos artículos y ensayos suyos acerca de los poetas del 50, 60, 70 y 80.
Y hablando de poesía, por nuestros labios suelen posarse nombres de poetas nacionales como: Eguren, Vallejo, Moro, Westphalem, Oquendo de Amat, Eielson, Sologuren, Varela, P. Guevara, R. Hinostroza, Heraud, J. Pimentel, A. S. León, Ollé, M. E. Cornejo, E. Verástegui…
El viejo saurio respira nostálgico y afirma que a pesar de la descomunal cita de autores de nuestra poesía peruana, sin lugar a duda, los más significativos y de mayor trascendencia que él pudiera citar son nombres como el de César Vallejo y Jorge E. Eielson. Vallejo como iniciador de una tradición poética nueva y original en nuestro país y reconocida en el exterior (Trilce), continuada por otro genio de la construcción poética como es Eielson, con sus matices en la música y la pintura (Habitación en roma). Coincidimos con el maestro en esta distinción premonitoria.
Después de encender otro cigarrillo, MG reinventa nuevamente el coloquio mientras, impresionada de la monstruosidad literaria del escritor, su esposa enciende un Hamilton para ella.
Explosionan en los labios del saurio, nombres como Borges, Baudelaire, Bataille, Faulkner, Kafka, Joyce, Proust, Mallarmè, Verlaine, Rimbaud… Considerando a estos escritores de gran calidad literaria y filosófica, en algunos casos, e incluso recomienda a leer a Truman Capote. Pero en narrativa del S.XX, el autor de Hombres de camino y La violencia del tiempo hace una distinción telúrica y confirma sustancialmente una triada: Joyce, Kafka, Proust.
MG recuerda ser asiduo lector de Kafka, autor de La Metamorfosis, “esa trasgresión involuntaria de la marginación más extraña y contradictoria entre la realidad y el sueño, esa soledad distorsionada autodestructivamente, que se ven también en El Proceso”, afirma.
Nos asaltan nuevas ideas de la narrativa de la guerra. ¿Acaso también a nivel musical se dio este fenómeno?, ¿acaso la música subterránea surge en este lapso coetáneo? El autor de Un mundo sin Xochitl (2001) y La destrucción del reino (1992), afirma no ser especialista en música subterránea, pero efectivamente, en sus ensayos de este mismo tema de la narrativa de la guerra, toca el tema del movimiento musical subterráneo, ya surgientes en este contexto. Afirma que Leuzemia y Narcosis, en efecto, fueron los que singularmente resumen esa protesta contestataria y rebelde de los años 80.
“Cómo olvidar -afirma MG- las romanzas, las cúrsiles del señor Daniel F, que sin lugar a duda empieza a anexar música y poesía a este fenómeno social, ya que en esos años eran algo así como poetas populares, que sabían incluso mucho de música y se expresaban en los sectores escondidos y cautelosos. Un gran compositor”.
Hablando de los sonidos, MG también afirma su fascinación por los acordes de la guitarra. Se muestra maravillado por los arpegios, por su inventiva de deleitar, por esa combinación singular que recuerdan en sus mejores años a Jimi Hendrix y Santana.
Finalmente, el tema un tanto pesado para los escritores, aunque significativos para muchos de ellos: el papel de la crítica en nuestro país.
¿La crítica literaria afecta de algún modo inconsciente al creador? Él suele decir que “hay pocos críticos serios, falsos críticos, frustrados existencialmente. Sin embargo, sí hay un tipo de críticos extraordinarios, críticos creadores como Luís Cernuda en España; buen crítico y buen escritor u otro caso resaltante en nuestro país, lo es MVLL que cumple sin lugar a duda esta distinción, hablando de grandes figuras”.
El viejo saurio recuerda las críticas a Un mundo sin Xochitl; críticas como las de Melvin Ledgar, Kathya Araujo. Sin embargo, considera una crítica sustancialmente breve, pero que mejor ha logrado simplificar temática y estructuralmente su novela, es la de la poeta Ana María Gazzolo.
MG parece fascinado por conversar libremente y no tener que estar ceñido a los parámetros que causan el monótono pregunta-respuesta. Lo motiva animosamente la idea del diálogo creativo, ya que de este modo el escritor termina por ser el entrevistador y en esas condiciones parece culminar nuestra extensa sesión en un café, en un Martes tibio en la ciudad de Huaraz y así también culmina la última taza de café Express y el último Hamilton del día (el de la mañana). El coloquio ha llegado a su fin.
El saurio piurano busca su bastón, su esposa le ayuda a levantarse de la mesa y suele despedirse con un “ojalá me visiten algún día, quizás yo ya no vuelva, ni pueda”. Abraza a su esposa y una imagen desolada suele evaporarse entre mis pupilas, como en aquel final de El amor en los tiempos del cólera. Allá yacen distantes Florentino Ariza y Fermina daza.
El viejo saurio sigue allí, cada vez más lejos, y nuestros pasos toman el este, cada vez más distante…

martes, 5 de agosto de 2008

Entrevista con el hijo-padre de Nicolasa

¿Qué te pasa Nicolasa?

Todos la conocen. Nicolasa es una de las conductoras de mayor edad en la televisión, pero también es la más alegre, irreverente, locuaz e inteligente. Es simpática, se desenvuelve con naturalidad, no teme a las cámaras y tiene un público fiel que le sigue todas las mañanas en el programa “Hola Perú” del Canal 7. Pese a ser un títere, se ha ganado el cariño del público de todas las edades; sin embargo, pocos saben quién le presta la voz, la carcajada y hace que Nicolasa se convierta en un personaje de vida propia e independiente, poseedora de una aguda madurez mental y un fino sentido del humor. Pocos saben que la risueña anciana de espíritu adolescente es “manipulada” por Angel Calvo, un ex estudiante de Derecho y ex periodista que en sus años de reportero fue perseguido por militares y hasta paramilitares.

El hijo y creador de Nicolasa
Angel Calvo es hijo de padre peruano y madre colombiana. Estudió Derecho en la Universidad San Marcos donde se inclinó por las ideas socialistas y se convirtió en dirigente estudiantil, allí también frecuentó el Club de teatro sanmarquino y luego el Teatro de Lima, para luego abandonar la carrera de Derecho y hacer un post grado en Dirección Teatral.
En 1993 fundó el grupo teatral “La pájara gorda”. Entre los 80’ y 90’ fue periodista, era gerente de fotografía de la revista Gente, también trabajó en Caretas, Oiga y en el diario Marka. En 1990 renunció definitivamente al periodismo al estar amenazado por el ejército, debido a una denuncia de Acomarca. Aquello le sirvió para dedicarse por completo a las manifestaciones artísticas. Hace 26 años se dedica al mundo de las tablas, es guionista, director teatral y pintor. En títeres lleva 15 años.



¿Cuándo y en qué circunstancias nació Nicolasa?
Ella nació en el año 93. Al principio sólo era la abuelita de la Caperucita Roja. Era igualita que ahora, una loca. A finales del 2000, por problemas con los paramilitares de Colombia, llegamos al Perú porque trabajábamos para el Fondo Noruego de Derechos Humanos. Llegué a trabajar en el Parque de Lima y luego me jalaron para el canal del estado.

¿Cómo apostaron por un títere para conductora de “Hola Perú”?
La productora y su hija fueron a vernos en el Parque de Lima y les gustó nuestro trabajo. Luego me invitaron al canal como a cualquier invitado y se les ocurrió que podía ir todos los días y de a poco me fui quedando, hasta que me quedé.

¿Por qué cree que ha gustado tanto este personaje?
Inicialmente sólo le gustaba a las señoras. Pero luego también gustó a los jóvenes. ¿Por qué?, porque es irreverente, porque dice las cosas claras, porque sabe de historia y para eso yo me preparo, no dejo de leer bastante. Nicolasa no es un personaje gratuito. Ella es la reivindicación de los ancianos en la televisión. Durante muchos años sólo se ven caras lindas, mujeres bonitas, con buen poto, con buenas tetas, Nicolasa es todo lo opuesto. Es una vieja que no tiene poto, no tiene tetas, pero tiene cerebro y dice lo que piensa.

¿Nicolasa no ha recibido alguna llamada de atención por decir lo que piensa?
Sí, una vez dijo, en la época de Toledo, que Elian Karp estaba toda despelucada y a todo el mundo se le paró los pelos.

¿Usted vuelca todo lo que siente a través de lo que dice Nicolasa?
En realidad no puedo decir todo lo que siento. En los medios sí, en las entrevistas, yo digo todo lo que siento. Pero en este canal no puedo decir todo y no porque sea cobarde o porque me censuren, sino porque hay una cuestión que mi padre me enseñó. Se llama Ética. Yo trabajo para un canal del estado y por lo tanto yo no puedo imponer mis ideas políticas. Si tuviera un canal privado sería otra cosa, pero este canal es de toda la Nación y el público merece respeto. Claro que algunas veces suelto algunas cositas, lanzo algunas chiquitas al gobierno... es que si no lo hago me da cirrosis (ríe).


La oveja descarriada

¿Cómo reaccionó su familia cuando decidió dejar la carrera de Derecho por el Teatro?
Bueno, no terminé la carrera de Derecho en la San Marcos porque me torcí (ríe). Mi familia celebró mi decisión, pues casi todos ellos son artistas. Mi padre era pintor, mi hermano era el poeta César Calvo, mis hermanos también son artistas, Pietro Sibile es mi sobrino, el escritor Jorge Eslava Calvo es mi primo hermano y así, mi familia está muy ligada al arte y por ello, cuando alguien quiere estudiar alguna cosa extraña como arquitectura o medicina, nos preocupamos mucho.
En cada familia hay un artista. Si uno mira su propia familia hallará uno o dos artistas. Siempre hay un loquito en la familia.

¿Uno que desencaja?
Al contrario: uno que está aterrizado. Los que desencajan son los otros que sólo piensan en las cuestiones materiales y no en el desarrollo espiritual.


Sueños y proyectos

¿Qué planes tienen ahora Nicolasa y Angel Calvo?

Tenemos en mente un programa cultural para radio y además estamos esperando otras proposiciones. Yo no tengo interés en irme del Perú, pero quiero grabar algunos programas para niños con títeres con destino a Panamá. Estoy en contacto con ese país centroamericano para ver si se puede hacer algún trabajo relacionado a los títeres. No quiero irme del Perú, porque este Perú es un país vivible.

¿Usted cree que la gente se puede acostumbrar a la cultura?
Siempre se dice: “al pueblo se les da lo que ellos quieren” y eso no es verdad. Tú no puedes darle basura al pueblo porque el pueblo no es basura. Al pueblo se le debe dar varias alternativas y a la larga siempre escogerá lo mejor. Al principio tal vez les chocará un poco, pero el pueblo peruano es muy inteligente y sabrá escoger las buenas opciones.

Por el momento, ¿cuál es el proyecto más próximo?
Quiero desarrollar un trabajo grande en cuanto a títeres. Estoy interesado en llevar la historia precolombina con aproximadamente trescientos títeres. El problema no es la capacidad artística, sino el apoyo que necesitamos. Las empresas privadas no pueden hacer todavía aportes culturales sin que la SUNAT les caiga encima. Hasta que no se resuelva ese problema, muchos proyectos de peruanos se van a quedar truncos.


Sueños en la pantalla chica

¿Anhelan un programa propio en la televisión?
Uno siempre piensa en un programa propio, pero los que deciden son los directivos del canal. Soñar no cuesta nada: puedes desear un programa propio, puedes soñar en tener una cultura mejor, puedes soñar en conseguir un país con justicia social, pero no hay voluntad política. El desarrollo cultural es una cuestión de voluntad de otras personas ajenas al arte.

Entonces, usted cree que se está desperdiciando mucho talento...
Por supuesto. El Perú es un pueblo lleno de artistas. El común de la gente peruana es la habilidad con las manos. Desde las tejedoras, costureras, artesanos, mecánicos. Los mejores mecánicos del mundo están en Perú. La gente tiene el don de la creatividad. Tiene el arte en las venas, en la sangre. Todas las culturas del incanato fueron formadas por artistas. Todos han sido extraordinarios orfebres, ceramistas, arquitectos. Todo eso es parte de la idiosincrasia del pueblo peruano. Lo que pasa es que se les niega un espacio para la producción artística y en el caso de la TV, se les niega una producción cultural.


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“Yo quiero tanto a Perú como a Colombia. Mi patria empieza en Panamá y termina en Chile. Tengo el mismo cariño y respeto, tanto por la cultura colombiana como peruana. Yo no noto la diferencia entre estar en un país o en otro”. Angel Calvo


“Yo soy de Perú y fui amiga de Chabuca Granda, Mercedes Cabello y Clorinda Mato de Turner”. Nicolasa

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Entrevista con Oswaldo Reynoso

El goce de vivir escribiendo

Nos deja pasar pese a un estado de salud que le impide hacer mayores esfuerzos físicos. Salvo ir al estudio, escribir, abrir la puerta, escribir, tomar desayuno, almorzar, escribir, contestar al teléfono, escribir y recibirnos: escribir hablando.Antes de abrir la puerta, acompañaba su soledad con el ejercicio de la escritura, o al contrario. Es Oswaldo Reynoso: el profesor de la Cantuta que una vez, con unos tragos encima, se paró sobre una mesa y proclamó su rechazo a los críticos literarios aduciendo que se cagaba sobre todos ellos. Ahora, con el cabello cano y abundante como la melena de un león sabio y cansado por una aflicción, mas no de la vida nos invita a su encierro voluntario de la urbe gris que ya experimenta un clima indeciso, entre calor y frío, adecuado para contraer un resfriado.La excusa para la entrevista es la publicación de su última obra, El goce de la piel, libro que evoca la belleza masculina a través de una prosa depurada, como Oscar Wilde, Thomas Mann o César Moro. Por indicaciones del médico, sugiere acostarse y me pide que cierre la ventana, sólo un poco, porque el ruido exterior no deja conversar y, además, no deja escuchar a gusto la melodía de Gustav Mahler, tema principal en la película Muerte en Venecia de Luchino Visconti. Se deja caer en la cama y me pide que levante un poco la voz…


-Dicen que la película es tan buena como el libro…-Sí, pero en la película Tadzio coquetea a Gustav Von Aschenbach, cosa que no sucede en el libro de Thomas Mann. Tadzio sólo logra darse cuenta de que Gustav lo mira incansablemente, pero no logra crear un clima de coquetería.
(Play recorder)
El libro que mencionó tuvo gran rechazo por un sector de la sociedad por abarcar el tema de la “homosexualidad”.

Es que para algunos la homosexualidad era un cáncer para la sociedad, pero ya se ha demostrado que no es así. Es una realidad que se da en todas partes del mundo. Hubo tiempos de tolerancia, como en Roma o Grecia por ejemplo, pero llegó el Cristianismo que hasta consideró al sexo como pecado. De acuerdo con los cristianos, el sexo es sólo para la reproducción, pero si viene añadido con el placer, es pecado. Esa creencia ha fregado a toda la humanidad porque ha quitado el hermoso sentido que posee el disfrute del placer.


Usted también se enfrentó a la censura de su tiempo…

En Arequipa tenía cierto temor de publicar lo que escribía, porque en ese entonces regía una literatura oficial, basada en poemas de amor o estampas regionalistas y en ese ambiente era difícil desarrollar una verdadera literatura. Por ello, muchos escritores emigraban a Lima.

Pero cuando publicó Los Inocentes lo tildaron de coprolálico e indecente, pese a que en Lima supuestamente había más tolerancia que en provincias…

Tuve una suerte de ataques y muy fuertes. Hasta ahora perduran porque yo nunca me sometí a un orden establecido. En la literatura peruana hay un grupo que se denomina oficial y ellos determinan el canon, las normas y tienen acceso a los medios de comunicación. En cierta forma dirigen la literatura y yo siempre he estado en contra de eso.

¿Se refiere a la polémica entre criollos y andinos?

Sí. Al respecto me hicieron dos reportajes y yo puse en evidencia esas argollas. No tuve miedo de enfrentarlos. Pero a partir de esa polémica yo publiqué dos libros y no recibí ningún comentario, reseña o crítica. Es así, algunos manejan hasta los medios de comunicación. En el caso de El goce de la piel puede que también tenga que ver un sentido homofóbico. A esto se suma mi compromiso político con el Marxismo. Felizmente yo tengo contacto directo con mis lectores.

Para usted, ¿qué cambios han tenido los lectores en los últimos años?

Hay una distorsión. Hace años, la apreciación de una obra literaria era diferente. En primer lugar había críticos confiables, imparciales y objetivos. Asimismo había buenas editoriales, como “Losada”, que tenía un buen equipo al que le importaba la literatura y no el mercado. En la actualidad el libro se aprecia, primero, por si ha ganado un premio; segundo, si es que la editorial es grande no buena, sino grande; y tercero, si el libro tiene traducciones. Esos son los nuevos parámetros que no tienen nada que ver con la calidad de la obra. La gente ha cambiado, se deja influir con facilidad por los medios.


¿No piensa en escribir otro poemario aparte de “Luzbel”?

Ya no escribo poesía, pero ese sentido lírico, ese sentido del ritmo y la imagen lo utilizo en mi prosa. Como en mi último libro. (El maestro me pide que apague la grabadora y me lee las primeras páginas de El goce de la piel, escrito a manera del último capítulo del Ulises de Joyce. De repente una concatenación mágica de imágenes se presentan en el pequeño dormitorio con vista al mar de Magdalena y Malte personaje principal del libro acaba por desnudarse y comparar su bello cuerpo con una pintura de Miguel Ángel. Mahler, de fondo, no cesa en el acompañamiento. Por la ventana se cuela la agonizante neblina que muere con la mañana y la voz grave y solemne del autor termina preguntándome: “¿Qué te pareció?”).


¿Piensa en estructuras antes de escribir sus libros?

No. En el caso de este primer capítulo, comencé a escribirlo y salió así por propia concepción del relato. No es que yo lo haya pensado antes, eso sale en el momento.


¿Por qué siempre escribe sobre jóvenes?

No sólo sobre ellos, sino también sobre viejos, de personas mayores. El ser humano tiene dos momentos fundamentales en su vida. En la juventud experimentamos una serie de cambios fisiológicos y sicológicos, además tenemos que tomar decisiones fundamentales para nuestra vida. En la vejez surge nuevamente esa crisis. En esa edad no ponemos a pensar si nuestra vida ha sido un fracaso o un éxito, y nos preguntamos si hemos conseguido lo que queríamos. La juventud es la entrada a la vida, la vejez es la salida.


Y ¿usted logró lo que quería?

No sé... Yo creo que sí, porque siempre quise ser creador y profesor. Como creador he publicado algunos libros y lo que más me satisface es que esos libros siempre han tenido lectores. Como profesor tengo más de 50 años en la docencia y tengo alumnos que siempre me recuerdan. En cierta forma he cumplido con lo que he querido. No soy un hombre con fortuna o con dinero, y no lo soy porque nunca me propuse serlo.


Para usted cada libro que escribe forma parte de un solo libro. ¿Cuándo terminará de escribirlo?

Cuando escriba mi testamento. Si es que tengo tiempo de escribirlo.


(Echado en su cama, a veces mirándome o mirando al techo, evoca las últimas entrevistas que concedía J.C. Onetti: postrado, esperando el final. Mejor me libro de malos pensamientos.) ¿No le teme a la muerte?

No, porque es un proceso natural. Tendrá que llegar. Lo que desearía es una muerte sin dolor. Si en este momento me vendría un ataque, sería maravilloso para mi vida, porque nadie me diría que estoy muerto. Lo terrible sería años de sufrimiento, una vida sin poder hacer nada, eso sería terrible.


¿Optaría por el suicidio, como Arguedas?

No, nunca me suicidaría. Salvo si es que padezco de una enfermedad terminal, donde no hay remedio y sepa que voy a morir, ahí sí me suicido.


Pero permanecerá en la vida a través de sus obras…

Eso no me interesa, porque cuando muera nadie vendrá a decirme qué pasó. Eso de pensar que uno quedará en la posteridad, es una masturbación y mala, porque la masturbación en sí es buena. La muerte es la anulación de todo.


¿Y qué piensa de los cristianos y su idea de la muerte?

Lo que piensen es problema de ellos.

Pero usted fue cristiano… ¿en qué momento dejó de serlo?

¿Quieres saber en qué momento? (Me pide que apague otra vez la grabadora y lee el segundo relato de El goce la piel). ¿Ahora te das cuenta en qué momento dejé de creer en Dios? (Un gesto involuntario de mi rostro le responde que sí.)


¿Qué influencias literarias tuvo de joven?

Yo me inicié, por fortuna, leyendo a Rimbaud, Baudelaire, el Conde de Lautreamont, a Valdelomar, Vallejo, Martín Adán... Esa fue la literatura de mi juventud, las que marcan para siempre.


¿Qué le parece la literatura joven en la actualidad?

Siempre un escritor joven es una promesa. Yo he tenido la oportunidad de leer a escritores jóvenes. Hay algunos que se quedan en el camino y otros que persisten. Muchos escritores del 50 publicaron varios libros, algunos muy buenos. Pero se quedaron allí. Ahora a muchos se han convertido en empresarios, en políticos y nada más. El mejor crítico de la literatura es el tiempo y la persistencia de los lectores.


Quizás tienen a los premios como prioridad…

Un escritor no debe escribir para concursos. Un escritor debe escribir porque tiene una pulsación interna. Y no importa si es publicado o gane premios, eso es secundario. Los jóvenes están aturdidos por estos parámetros y si pueden hacer una buena obra, no lo hacen.


Usted es obsesivo cuando escribe, ¿hasta qué límite?

Por fortuna, yo no tengo obligación familiar. Para mí la expresión literaria es el máximo placer que se pueda encontrar. Escribo por placer y no por obligación, sino dejaría de ser placer. La escritura es espontánea y gratuita.


¿Nunca pensó en formar una familia?

No, no tengo esposa, no tengo hijos, así siempre fue el ritmo de mi vida.


Pero amó…

He amado mucho, plenamente. He tenido una gran capacidad de amar. Pero el amor que yo profesaba no estaba dirigido a la constitución de una familia. En mi caso, fue amor puro. El amor como el placer son situaciones no obligadas, sólo se dan. De ninguna manera hay felicidad cuando hay obligación. Tiene que haber convergencias y a lo largo de mi vida he tenido varias convergencias, que no han sido eternas ni he querido que lo sean. Lo importante fueron los instantes.


Aún se le relaciona con la bebida, con la bohemia…

Al igual que el escritor Vargas Vicuña, yo pienso que el trago es sagrado, porque entramos en contacto con la divinidad del vegetal y al mismo tiempo entramos en una exaltación. Me encanta el trago.


¿Escribe cuando bebe?

No, no tomo. Para corregir, a veces. Según Walt Witman, un escritor debe estar en contacto directo con la vida. De todas maneras un escritor siempre habla de la vida. Hay escritores y eruditos que paran encerrados en sus bibliotecas y se atreven hablar de la vida, pero la vida no se aprende encerrado.


(Stop)


Pienso en la fotografía: él sobre su cama, concentrado en el libro. Pienso en fotografías con efectos sonoros y tridimensionales, pienso en su encierro y en lo último que dijo… pero se levanta de la cama y me dice que se cambiará de camisa y me pregunta en qué lugar tiene que ponerse y yo le digo que frente a la ventana y otra foto pero junto a César Moro y por favor no me gusta salir junto a los libros. La neblina se disipa y el tímido sol acaricia las cortinas del pequeño dormitorio. Ya es hora de irse y a la salida:


“Ácido morado sobre cielo de ceniza. Sucia niebla podrida en pescado. Morado tibio en mañana fría: mojada.”*


Por Anaquelos

Entrevista con Juan José Sandoval Zapata


LA LITERATURA COMBI DEL PERÚ

Texto y fotos: Grace Gálvez

Juan José no sonríe. Me mira a los ojos todo el tiempo y habla tan libre como si pensara en voz alta. Dice que sus respuestas siempre serán las mismas, le digo entonces que le haré preguntas nuevas. Me río. Ni se inmuta. Parece como si la tierra se hubiera tragado su alegría, pero no la satisfacción. Actualmente es el editor de la revista cultural Urbania y autor de libros como Barrunto y Las ratas de mi casa. Dice estar orgulloso de sus logros. Dice que me responderá con la verdad. Yo le creo.

¿Quién eres?
Soy la reencarnación de los rencores de mi madre. Ya hace 30 años que salí expulsado de su útero por indisciplina.

¿Cuál es tu palabra favorita?
Depende, por las mañanas, SUICIDIO es la palabra que más late. Por la hora del almuerzo ya la cosa cambia un poco, pero el desánimo prevalece. Ya por la noche, la palabra favorita es: SEXO.

¿Por qué mencionas el suicidio? ¿Acaso no te gusta la vida?
La detesto deportivamente. Desde niño me he acostumbrado a odiar a mansalva. Recuerdo que durante los almuerzos familiares no hubo otra práctica más saludable que el raje. Entonces, mientras iba creciendo me iba alimentando de esa desazón que sentía mi familia hacia todo. Todos en casa son contadores públicos. Yo también me hice contador público, pero contador público de historias privadas.

Esa desazón es tu temática frecuente…
Mi fuerte es la TRISTEZA, el DESAMOR. La tristeza porque en esta ciudad es muy difícil ser alegre, el clima no ayuda. Y el desamor porque el amor es muy trillado, y yo he nacido rebelde.

¿En qué te inspiras?
En todo lo que se deje. Hace muy poco publiqué un cuento titulado Confesiones de un papel higiénico olvidado, imagínate mi nivel de inspiración, un pedazo de papel.

¿Cuántos libros has publicado y cuáles?
Tres. Primero publiqué poesía: Lágrimas poemario y otros graffitis (1999). Después, narrativa: Barrunto (2001-2004) y Las Ratas de mi casa (2005). También participé en una antología que se tituló El gaviota y otros cuentos. Yo estaba en «otros cuentos».

¿Publicar es un buen negocio?
Ni hablar. Publicar, para un escritor, no es un negocio, mucho menos un negocio rentable. El publicar es un enfrentamiento con la realidad. Muchas veces, este choque abrupto con lo real, hace que los artistas naufraguen en sus profesiones. Publicar en un país donde nadie lee es fomentar un acto clandestino, pero, de lejos, gratificante y vitalizador.

¿Cuál es la política del Estado con respecto a publicar libros?
El Estado tiene programas de fomento de la lectura, tiene convenios y arreglos comerciales con las editoriales más importantes. Pero no se ha percatado que al igual como existe un desborde popular en el sistema económico donde impera la informalidad, existe informalidad en el proceso de publicación. Muchos autores prefieren sacar sus ejemplares de manera independiente y evitar desilusiones que muchas veces terminan de manera traumática. El Estado ni siquiera se ocupa de los niños, menos se van a ocupar de los otros niños que quieren publicar libros.

Entonces dirías que no es conveniente publicar en el Perú…
Para nada conveniente, si es que hablamos de un círculo intelectual capaz de asesinarte si es que no les caes bien. Para nada conveniente si es que hablamos de publicar literatura que por lo general leerá tu familia, y a ellos será imposible cobrarles regalías. Los beneficios de la escritura se encuentran en el extranjero. En el Perú nomás existe la pobreza intelectual, si es que no hemos llegado a la hambruna total.

¿Y cuál es tu mayor problema a la hora de publicar?
La VERGÜENZA. De hecho, el publicar algo de lo que me arrepienta es una constante. Hay que recurrir a los correctores que no liban licor, a los enemigos que están dispuestos a leer tus manuscritos, a los críticos. Antes que lo monetario, está el problema del ego de los miserables. Lo demás, está en juntar tu plata y buscar un buen precio en Rufino Torrico.

¿Qué significa Urbania para ti?
Urbania es un proyecto pionero del cual me siento orgulloso de pertenecer. Gracias a la revista he podido conocer mucha gente y tener acceso a la información periodística de primer nivel.

¿Tienes algún nuevo proyecto personal en mente?
Fuera de mi cargo como editor de la revista Urbania, tengo dos proyectos literarios: uno, un libro sobre el accidente del Fokker con el Alianza Lima. Y dos, un conjunto de relatos fantásticos. Además, estoy preparando una crónica para Gatopardo sobre el Pacho Hurtado y mi tesis de Maestría en Periodismo, que trata sobre el uso de la jerga en la prensa “chicha” del Perú. Ya con todo esto, tengo suficiente hasta el final del año.

Temas más frecuentes en su obra

¿Por qué Barrunto?
Por presentimiento. Presentimiento de que pronto llegará la separación, como dice la canción de Héctor Lavoe. Sergio Galliani me dijo que a él le sonaba a barro. Como que tiraba barro. Es su percepción y la respeto. Jorge Eslava dijo que Barrunto (como literatura) le sugería una combi. Desde ese día soy literatura combi del Perú.

¿Por qué la rata?
No sé muy bien a qué viene esa insistencia mía con las ratas. En Barrunto recreé una escena con una rata, que funcionó muy bien con los lectores. Eso hizo que continuara trabajando con ellas. Han sido muy buenas conmigo, durante las fotos para el libro, llegamos a comprar una rata a un gasfitero. La tuvimos domesticándola por varios días hasta que le pinchamos éter en el cuerpo. Lástima que no pudo resistir a la sesión de fotos. Murió como toda una heroína de la literatura.

¿Por qué tu madre?
Porque considero que la maternidad representa el embrión de la vida. Todo hace indicar que yo reniego de mi procedencia, pero no es así, yo sólo busco reacciones en mis lectores y si para lograr eso tengo que matar a la vieja, pues la mato nomás.

¿Por qué soltero?
Aún no encuentro a alguien quien me aguante. Tengo varios prospectos, pero todas se hacen las difíciles, sobre todo cuando ven en mí a un artista decadente.